Por Leidy Rocío Núñez Niño
Los ríos
guardaron y se llevaron nuestra memoria. El principal objetivo de este proyecto
es rememorar por lo menos un pedacito de la historia de Duitama. La historia
que hace a un pueblo, y que por lo tanto merece ser rescatada y recordada por
siempre. Recolectamos información primero en internet; buscamos mapas, ubicamos
lugares, nombres y recogimos otros datos. La segunda parte fue más divertida,
caminamos junto a los ríos para verificar su recorrido. La última parte fue la
más interesante, compartimos con las personas y escuchamos sus historias.
Para lograr
nuestro objetivo fue necesario realizar entrevistas, hablar con personas que
aunque con miedo decidieron expresar abiertamente sus opiniones. Mi compañera
Adriana Suárez y yo recorrimos diferentes lugares cerca a los ríos y visitamos
las casas que habitan sus orillas.
Los ríos que
elegimos para recorrer, por ser los más conocidos, fueron: el río Surba, el río
Chicamocha y el río Chiticuy. El primero nace en la laguna Pan de Azúcar, en el
Páramo de la Rusia; en 1960 se creó un acueducto tomando las aguas de este río,
el cual surte a gran parte del municipio, y sirve como límite entre Duitama y
Paipa en el costado nor-occidental. El río Chicamocha nace en la vereda de La
Runta con el nombre de Gallinazo; todos los ríos de Duitama desembocan en él.
El río Chiticuy baña las veredas de Aguatendida y Tocogua; también sirve como
límite en el occidente del municipio.[1]


Visitamos el
barrio Las Lajas por donde pasa el río Chiticuy, allí entrevistamos a la señora
Hilda María Aguilar quien vive cerca al río desde hace 30 años; también entrevistamos
al señor Luis Martín Prieto quien lleva 25 años viviendo cerca al río Chiticuy;
los dos nos hablaron de las ventajas y desventajas de vivir a orillas del río;
muertes y estragos cuando el río crece por causa de las fuertes lluvias y
difíciles situaciones en el Verano cuando se seca.
Una semana
después recorrimos el río Surba; el lugar que visitamos fue la Trinidad;
hablamos con el señor Luis Pedraza quien ha vivido toda su vida allí, con su
padre y su hijo quienes llevan su mismo nombre; nos habló de su vida, su niñez
y relató algunas historias. Días más tarde estuvimos a orillas del río
Chicamocha, realizamos varias entrevistas y recolectamos algunos datos
importantes.
Tiempo después
decidimos volver al río Chiticuy, pero esta vez nos enfocamos un poco en el
progreso de la zona cerca al Pueblito Boyacense y la ayuda del gobierno para
estos sectores, e intentamos relacionar estos temas con el río. Acordamos
dividirnos para recoger más información.
Después de
muchas entrevistas concluimos que esta región se divide al parecer en dos
sectores: El Rosal y El Rosal Bajo; pese a esta división existe controversia
entre algunos habitantes.
El Rosal está
más cerca al Pueblito Boyacense y resulta ser el más afectado: el suministro de
agua no llega frecuentemente y la poca que llega está muy sucia, contaminada
desde otros lugares por donde pasa el río; los habitantes más antiguos no
pueden laborar como antes lo hacían por la llegada de nuevas personas y las
costumbres que ellos mismos imponen. Además los habitantes dicen que el
gobierno no ha ayudado a este sector.
Por el
contrario, en el Rosal Bajo afirman que la región ha progresado gracias al
Pueblito Boyacense: el agua llega frecuentemente y es más limpia, y se han
arreglado las calles del sector, también señalan que han instalado luz
eléctrica y que ahora hay transporte. Pienso que probablemente estas
desigualdades se deban a que el presidente de la Junta de Acción Comunal, quien
dirige ambos sectores, vive en el Rosal Bajo.
Parte del recorrido del Río Surba en
la Vereda de La Trinidad

El segundo relato
resume opiniones de la señora María Luisa Santos: tiene 50 años de edad, vive
en El Rosal, cuenta que muchos de los vecinos han muerto y que la mayoría de la
gente es desconocida, y que por tanto se entiende que se hayan perdido las
costumbres del lugar. Cuando le preguntamos por ejemplos nos contó que las
fiestas de navidad duraban tres días y podían compartir los habitantes de la
región sin ningún inconveniente.
Antes se daba
naturalmente el maíz, la lechuga y el cilantro, pero muy cerca se dio lugar a
un basurero y la pudrición viaja a través de las aguas sobre todo cuando
llueve, llegando así a las propiedades de algunos habitantes y ahora tienen que
fumigar para que se den estos productos. Los candidatos a puestos políticos la
buscan frecuentemente para pedir su voto ya que es muy conocida en esta zona y
podría influir en los demás habitantes, pero “después no vuelven para ayudar el
sector” dice la señora Luisa. Recalca también los problemas de las drogas y la
delincuencia que azotan últimamente al lugar.
Después del
análisis de los datos recolectados rescatamos algunas costumbres: antes las
personas lavaban su ropa en las grandes rocas a orillas del río; el agua del
río también era utilizada para los alimentos de la casa y de los animales; las
personas usualmente se bañaban allí. Aún se conservan en algunas casas las
estufas de carbón.

[1] GÓMEZ DE MONROY, Hilda Emma. El Lugar Donde Vives. Sin fecha. 13 a 15
p.
POVEDA MONTES, Carlos Arturo. Municipio de
Duitama Duitaporte. 2009. 12 p.
ZUÑIGA M., Guillermo E.; PEREZ, Jorge Armando.
Duitama Histórica y Futurista. 2008. 37 y 38 p.
Sin autor. Sin título. 2004. 1 y 2 p.
Biblioteca Municipal “Zenón Solano Ricaurte”
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